Libros que llegan con el viento: Una entrega en La Madera
En La Madera, la Fundación Kreskanta entregó libros y un mueble escolar tras una caminata con ayuda de un burrito. Entre cantos, poesía y hospitalidad, la comunidad mostró que, incluso en la distancia, la lectura sigue siendo esperanza viva.
5/1/20252 min leer
Libros que llegan con el viento: Una entrega en La Madera
En una jornada marcada por la sencillez, el esfuerzo y el compromiso con la lectura, la Fundación Kreskanta, a través de su programa “Libros para todos”, llegó con un lote de libros y un pequeño mueble hasta la comunidad de La Madera, en el municipio de Torotoro. Esta entrega, aunque modesta en recursos, estuvo cargada de simbolismo, gratitud y emoción.
El trayecto fue realizado a pie, con la ayuda de un burrito que un comunario solidario nos facilitó para transportar el mueble y los libros. Aunque la distancia no era extensa, el camino, como tantos otros en esta geografía andina, fue desafiante. Nos recordó que hay niños que recorren esta ruta todos los días para llegar a su escuelita, sin importar el sol, el frío o la lluvia.
En la escuela, fuimos recibidos por el profesor Juan y una profesora más, quienes con entrega admirable guían a sus alumnos en el proceso de aprendizaje, enfrentando a diario las limitaciones materiales con creatividad y compromiso. En un aula modesta, los niños se desenvuelven con entusiasmo, y logran, junto a sus docentes, que la educación florezca incluso en condiciones adversas.
La bienvenida fue de una calidez difícil de describir. La junta escolar, con un cariño desbordante, preparó un almuerzo cocinado a leña: choclo, papas y un sabroso asado de cordero. Ese gesto sencillo nos tocó profundamente, no por la comida en sí, sino por lo que representa: hospitalidad, gratitud y un profundo sentido de comunidad.
Los estudiantes nos mostraron sus talentos con orgullo. Cantaron en quechua, recitaron poesía y compartieron melodías tocadas con esmero. Fue un encuentro lleno de alegría, donde la lectura, el arte y la cultura fueron los verdaderos protagonistas.
Esta visita reafirma una convicción: en los rincones más alejados del país, donde las carreteras se acaban y el acceso parece difícil, hay niños que sueñan con aprender, y maestros que cada día luchan para que eso sea posible. La entrega de libros no es solo un acto logístico, es un acto de fe en el poder de la palabra escrita como herramienta de transformación.
Queremos expresar nuestro profundo agradecimiento a la Dirección Distrital de Educación de Torotoro por su apoyo y por facilitarnos los contactos logísticos para hacer posible esta entrega. A la empresa ConsPar, con el Ing. Roberto Aguilar que construye una represa cercana, y a la empresa Méndez, con el Ing. Luis Aleman, responsable de su supervisión, gracias por colaborar con el transporte. Y un agradecimiento especial a don Arcenio, comunario de La Madera, por organizar con la junta de padres el recibimiento y ayudarnos a completar el camino con el burro cargado de esperanza.
Nos llevamos más de lo que llevamos. Esta experiencia nos renueva el compromiso de seguir caminando, libro en mano, hacia comunidades aún más alejadas. Porque donde hay un niño con sed de saber, debe haber una historia esperándolo.
La lectura es un derecho, y acercarla, una misión que asumimos con profundo respeto por todos los que, día a día, luchan por una educación digna.







